Letra de Los moños azules

Mariano Osorio

Letra de Los moños azules de Mariano Osorio
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Letra de LOS MOñOS AZULES de MARIANO OSORIO.

( Mariano Osorio )

Una profesora universitaria
inició un nuevo proyecto entre sus alumnos.
A cada uno les dio cuatro moños de color azul,
todos con la leyenda "Eres importante para mí­",
y les pidió que se pusieran uno.

Cuando todos lo hicieron,
les dijo que eso era lo que ella pensaba de ellos.
Luego les explicó de que se trataba el experimento:
tení­an que darle un listón
a alguna persona que fuera importante para ellos,
explicándoles el motivo
y dándole los otros listones para que ellos hicieran lo mismo.
El resultado esperado era ver cuanto
podí­a influir en las personas ese pequeño detalle.

Todos salieron de la clase platicando a quién darí­an sus listones.
Algunos mencionaban a sus padres,
a sus hermanos o a sus novios, pero entre aquellos estudiantes,
habí­a uno que estaba lejos de casa.
Este muchacho habí­a conseguido una beca para esa universidad
y al estar lejos de su hogar,
no podí­a darle ese listón a sus padres o sus hermanos.

Pasó toda la noche pensando a quién darí­a el listón.
Al otro dí­a muy temprano tuvo la respuesta.
Tení­a un amigo, un joven profesionista
que lo habí­a orientado para elegir su carrera
y muchas veces le asesoraba
cuando las cosas no iban tan bien como él esperaba.
¡Esa era la solución!.
Saliendo de clases se dirigió al edificio donde su amigo trabajaba.
En la recepción pidió verlo.
A su amigo le extrañó,
ya que el muchacho lo iba a ver después de que él salí­a de trabajar,
por lo que pensó que algo malo estaba sucediendo.

Cuando lo vio en la entrada,
sintió alivio de que todo estuviera bien,
pero a la vez le extrañaba el motivo de su visita.
El estudiante le explicó el propósito de su visita
y le entregó tres moños,
e pidió que se pusiera uno
y le dijo que "al estar lejos de casa,
él era el más indicado para portarlo".
El joven ejecutivo se sintió halagado,
no recibí­a ese tipo de reconocimientos muy a menudo
y prometió a su amigo que seguirí­a con el experimento
y le informarí­a de los resultados.

El joven ejecutivo regresó a sus labores
y ya casi a la hora de la salida se le ocurrió una arriesgada idea:
Le querí­a entregar los dos moños restantes a su jefe.
El jefe era una persona huraña y siempre muy atareada,
por lo que tuvo que esperar a que estuviera "desocupado".
Cuando consiguió verlo,
su jefe estaba inmerso en la lectura
de los nuevos proyectos de su departamento,
la oficina estaba repleta de reconocimientos y papeles.
El jefe sólo gruñó " Qué desea?
El joven ejecutivo le explicó tí­midamente
el propósito de su visita y le mostró los dos moños.
El jefe, asombrado, le preguntó:
" Por que cree usted que soy el más indicado para tener ése moño?"

El joven ejecutivo le respondió que él lo admiraba
por su capacidad y entusiasmo en los negocios,
además que de él habí­a aprendido bastante
y estaba orgulloso de estar bajo su mando.
El jefe titubeó, pero recibió con agrado los dos moños,
no muy a menudo se escuchan esas palabras con sinceridad
estando en el puesto en el que él se encontraba.
El joven ejecutivo se despidió cortésmente del jefe y,
como ya era la hora de salida, se fue a su casa.

El jefe, acostumbrado a estar en la oficina hasta altas horas,
esta vez se fue temprano a su casa.
En la solapa llevaba uno de los moños
y el otro lo guardó en la bolsa de su camisa.
Se fue reflexionando mientras manejaba rumbo a su casa.
Su esposa se extrañó de verlo tan temprano
y pensó que algo le habí­a pasado,
cuando le preguntó si pasaba algo,
el respondió que no pasaba nada,
que ese dí­a querí­a estar con su familia.
La esposa se extrañó,
ya que su esposo acostumbraba llegar de mal humor.
El jefe preguntó "Dónde está nuestro hijo?",
la esposa sólo lo llamó,
ya que estaba en el piso superior de la casa.
El hijo bajó y el padre le dijo "Acompáñame".
Ante la mirada extrañada de la esposa, y del hijo,
ambos salieron de la casa.
El jefe era un hombre que no acostumbraba gastar
su "valioso tiempo" en su familia muy a menudo.

Tanto el padre como el hijo se sentaron en el porche de la casa.
El padre miró a su hijo, quien a su vez lo miraba extrañado.
Le empezó a decir que sabí­a que no era un buen padre,
que muchas veces se perdió de aquellos momentos
que sabí­a eran importantes.
Le mencionó que habí­a decidido cambiar,
que querí­a pasar mas tiempo con ellos,
ya que su madre y él eran lo mas importante que tení­a.
Le mencionó lo de los moños y su joven ejecutivo.
Le dijo que lo habí­a pensado mucho,
pero querí­a darle el íºltimo moño a él,
ya que era lo más importante, lo más sagrado para él;
que el dí­a que nació, fue el más feliz de su vida
y que estaba orgulloso de él.
Todo esto mientras le prendí­a el moño que decí­a
"Eres importante para mí­"...

El hijo, con lágrimas en los ojos le dijo:
"Papá, no se que decir,
mañana pensaba suicidarme porque creí­a que no te importaba
...te quiero papá, perdóname..."

Ambos lloraron y se abrazaron,
el experimento de la profesora dio resultado,
habí­a logrado cambiar no una, sino varias vidas,
con solo expresar lo que sentí­a...Ese es el poder de uno...,
expresar lo que sientes
y darle valor a los detalles de la gente que te ama.
Por eso tu para mi... " Eres muy Importante ".