Letra de El amor es ciego y la locura siempre lo acompaña

Mariano Osorio

Letra de El amor es ciego y la locura siempre lo acompaña de Mariano Osorio
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Letra de EL AMOR ES CIEGO Y LA LOCURA SIEMPRE LO ACOMPAñA de MARIANO OSORIO.

( Mariano Osorio )

Cuentan que una vez, se reunieron todos
los sentimientos y cualidades del hombre.
Cuando el aburrimiento habí­a bostezado por
tercera vez, la locura les propuso oigan vamos,
a jugar a las escondidas.

La intriga levantó la ceja y la curiosidad, sin po-
der mantenerse preguntó ¿escondidas? el entusiasmo
danzó, seguido de la euforia, la alegrí­a dió tantos saltos
que terminó por convenser a la duda y a la apatí­a, que
nunca se interesaban por nada.

1,2,3.. comenzó a contar la locura, la primera en esconderse
fue la pereza, que como siempre cayó detrás de la primera pie-
dra del camino, la fe subió al cielo y la envidia se econdió de-
trás de la sombra del triunfo, que por propio esfuerzo habí­a conse-
guido llegar a la copa más alta del árbol.

La generosidad casí­ no logra esconderse, porque cada lugar
que encontraba le parecí­a bueno, para alguno de sus amigos,
si era un lago cristalino, ideal para la belleza, si era la copa
del árbol perfecta para la timidez, si era una rafaga de viento,
magní­fica para la libertad.

Así­ es que terminó escondiendose en un rayo de sol, el e-
goí­smo un lugar bueno desde el principio, ventilado cómo-
do pero solo para el, la mentira se escondió detrás del arco
iris y la pasión y el deseo en el centro de los volcanes.

Cuando la locura terminaba de contar el amor todaví­a no habí­a-
encontrado lugar para esconderse, pues todos estaban ya ocu-
pados, hasta que encontró un rosal y cariñosamente desidió es-
conderse entre sus flores, concluyó la locura y comenzó la bíºs-
queda, la primera en aparecer fue la pereza apenas a tres pasos
de una piedra.

Sintió vibrar a la pasión y al deseo en los volcanes, en un descui-
do encontró a la envidia y claro pudo deducir donde estaba el triun-
fo, al egoí­smo no tuvo que buscarlo el solo salió disparado de su es-
condite que era en verdad era un nido de avispas, de tanro caminar
sintió sed y al proximarse a un lago descubrió a la belleza.

La duda fue más fácil de encontrar estaba sentada sobre un cerro
sin decidir donde esconderse y así­ iba encontrandolos a todos, al
talento entre la hierba frezca a la angustí­a en una cueva oscura pero,
el amor no aparecí­a por ningíºn lugar, la locura lo busco detrás de cada
árbol, debajo de cada roca del planeta y encima de las montañas.

Cuando estaba apunto de darse por vencida, encontró un rosal y co-
menzó a mover sus ramas, entonces escuchó un grito doloroso, ha-
bí­an herido al amor en los ojos, la locura no sabí­a que hacer para dis-
culparse, lloró, rezó, imploró, pidió perdón y prometió ser su guí­a pa-
ra siempre, es por eso que desde entonces el amor es ciego y la locu-
ra siempre lo acompaña.