Letra de El indigente de Juan Hernández
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Letra de EL INDIGENTE de JUAN HERNáNDEZ.
( Juan Hernández )
EL INDIGENTE
La lluvia y el agua ardiente empapan tu alma
huérfano del mundo caminante y camino
la luna y tu corazón en cuarto menguante
impertinentes incambiantes como misión.
Reposas en la calle tu sueño errabundo
mientras te cubres el frío con un cartón
el frío del mundo y el perro que te sigue
enamorado de tu perra situación.
Y como siempre nosotros somos intrusos
a tu intemperie en un mundo desnudo
girando en amaneceres y ocasos
seres luminosos que temen a la noche.
La bruma matinal llegó hasta nuestros ojos
nublados devotos de libre albedrío
creemos en justos inculpables del mal
y en muertos ajenos a su eterno asesino.
La lluvia y el agua ardiente empapan tu alma
huérfano del mundo caminante y camino
la luna y tu corazón en cuarto menguante
impertinentes incambiantes como misión.
Reposas en la calle tu sueño errabundo
mientras te cubres el frío con un cartón
el frío del mundo y el perro que te sigue
enamorado de tu perra situación.
Y como siempre nosotros somos intrusos
a tu intemperie en un mundo desnudo
girando en amaneceres y ocasos
seres luminosos que temen a la noche.
La bruma matinal llegó hasta nuestros ojos
nublados devotos de libre albedrío
creemos en justos inculpables del mal
y en muertos ajenos a su eterno asesino.
La lluvia y el agua ardiente empapan tu alma
huérfano del mundo caminante y camino
la luna y tu corazón en cuarto menguante
impertinentes incambiantes como misión.
Reposas en la calle tu sueño errabundo
mientras te cubres el frío con un cartón
el frío del mundo y el perro que te sigue
enamorado de tu perra situación.
Y como siempre nosotros somos intrusos
a tu intemperie en un mundo desnudo
girando en amaneceres y ocasos
seres luminosos que temen a la noche.
La bruma matinal llegó hasta nuestros ojos
nublados devotos de libre albedrío
creemos en justos inculpables del mal
y en muertos ajenos a su eterno asesino.
La lluvia y el agua ardiente empapan tu alma
huérfano del mundo caminante y camino
la luna y tu corazón en cuarto menguante
impertinentes incambiantes como misión.
Reposas en la calle tu sueño errabundo
mientras te cubres el frío con un cartón
el frío del mundo y el perro que te sigue
enamorado de tu perra situación.
Y como siempre nosotros somos intrusos
a tu intemperie en un mundo desnudo
girando en amaneceres y ocasos
seres luminosos que temen a la noche.
La bruma matinal llegó hasta nuestros ojos
nublados devotos de libre albedrío
creemos en justos inculpables del mal
y en muertos ajenos a su eterno asesino.
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